COMENTARIO SOBRE "EL TORMENTO Y EL ÉXTASIS" (CAROL REED, 1965)
Alumno: Lázaro Ramos Hernández
Lo primero que se puede decir de esta cinta es que resulta un elemento educativo interesante, ya que nos muestra indirectamente cómo eran las actividades y funciones de un Papa (en este caso, Julio II, un papa caracterizado por su falta de cultura) en pleno siglo XVI, lo cual indefectiblemente debemos comparar con la actualidad donde muchas características han cambiado.
Es tiempo en que vemos a un Papa subido a un caballo dirigiendo batallas en nombre de la Iglesia, de allí que Julio II prefirió que se le hiciera una escultura con un espada en la mano. En el filme se muestra a las claras a un santo pontífice guerrero, calculador y estratega, el abanderado de las luchas contra los extranjeros en la puja por territorios. Pero no se ahonda tanto en detalles, apenas se expone el marco contextual de la época y el lugar donde se desarrolla el nudo central del filme: la relación entre Julio II y Miguel Ángel. La misma se puede resumir como un tanto patológica, tensa pero con un dejo de respeto mutuo de fondo.
La decoración de la bóveda de la Capilla Sixtina es el tema principal del filme, la negación de Miguel Ángel y la constante insistencia de Julio II para que termine su trabajo, ello llevó a muchas situaciones de enojos, de exabruptos, de idas y vueltas, pero que en esencia no se puede dejar de decir que ambos, a pesar de sus diferencias, eran almas gemelas que se admiraban mutuamente. Y ello lo podemos vislumbrar en una película dirigida por el londinense Sir Carol Reed, quien lleva a la pantalla una interesante historia, basada en la novela homónima de Irving Stone, donde se exponen las disputas, los entredichos, las posturas disímiles entre un arquitecto al que se le pide caprichosamente que haga las veces de pintor, un Miguel Ángel que se niega rotundamente y que se siente perseguido, agobiado por el encargo del Papa, el cual le demandará 4 años de su vida con constantes quejas por ser mal pago. Más allá de esta situación en particular que ocupa el núcleo temático del filme, es innegable que ambos son dos figuras sobresalientes del Renacimiento Italiano, y que por lo tanto siempre es bienvenido un filme que nos empape de detalles y características de los mismos.
Me pareció impecable lo de Rex Harrison como Julio II (con nominación incluida a mejor actor dramático en los Golden Globes), quien a mi criterio supera ampliamente el personaje de Miguel Ángel, encarnado por un Charlton Heston que no me pareció del todo convincente.
Lo demás, correcto, más que aceptable propuesta con un exquisito diseño de arte, una gran decoración de escenarios, atrayente vestuario, música y sonido. Un filme correcto desde lo técnico, que merece ser visto para entrar y observar las relaciones tan particulares entre dos fuertes personalidades.
Es tiempo en que vemos a un Papa subido a un caballo dirigiendo batallas en nombre de la Iglesia, de allí que Julio II prefirió que se le hiciera una escultura con un espada en la mano. En el filme se muestra a las claras a un santo pontífice guerrero, calculador y estratega, el abanderado de las luchas contra los extranjeros en la puja por territorios. Pero no se ahonda tanto en detalles, apenas se expone el marco contextual de la época y el lugar donde se desarrolla el nudo central del filme: la relación entre Julio II y Miguel Ángel. La misma se puede resumir como un tanto patológica, tensa pero con un dejo de respeto mutuo de fondo.
La decoración de la bóveda de la Capilla Sixtina es el tema principal del filme, la negación de Miguel Ángel y la constante insistencia de Julio II para que termine su trabajo, ello llevó a muchas situaciones de enojos, de exabruptos, de idas y vueltas, pero que en esencia no se puede dejar de decir que ambos, a pesar de sus diferencias, eran almas gemelas que se admiraban mutuamente. Y ello lo podemos vislumbrar en una película dirigida por el londinense Sir Carol Reed, quien lleva a la pantalla una interesante historia, basada en la novela homónima de Irving Stone, donde se exponen las disputas, los entredichos, las posturas disímiles entre un arquitecto al que se le pide caprichosamente que haga las veces de pintor, un Miguel Ángel que se niega rotundamente y que se siente perseguido, agobiado por el encargo del Papa, el cual le demandará 4 años de su vida con constantes quejas por ser mal pago. Más allá de esta situación en particular que ocupa el núcleo temático del filme, es innegable que ambos son dos figuras sobresalientes del Renacimiento Italiano, y que por lo tanto siempre es bienvenido un filme que nos empape de detalles y características de los mismos.
Me pareció impecable lo de Rex Harrison como Julio II (con nominación incluida a mejor actor dramático en los Golden Globes), quien a mi criterio supera ampliamente el personaje de Miguel Ángel, encarnado por un Charlton Heston que no me pareció del todo convincente.
Lo demás, correcto, más que aceptable propuesta con un exquisito diseño de arte, una gran decoración de escenarios, atrayente vestuario, música y sonido. Un filme correcto desde lo técnico, que merece ser visto para entrar y observar las relaciones tan particulares entre dos fuertes personalidades.
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